Los beneficios para una pareja de irse enfadados a la cama

Os hace sentir triste, pero es una buena estrategia para calmar las emociones y abordar el conflicto con mayor claridad

Comencemos por lo más importante: el mejor escenario posible tras una discusión con tu pareja es la comunicación constructiva. Esa en la que habláis con honestidad y cariño y os escucháis activamente con atención. Esa en la que no competís por salir ganadores del duelo, sino que trabajáis conjuntamente para llegar al fondo del problema y encontrar una solución. Eso es lo ideal. La máxima aspiración. Pero no siempre es posible. Hay veces en las que, debido a la intensidad de las emociones que se sienten o las circunstancias materiales, como la necesidad de dormir, os metéis en la cama para dormir con el enfado bien prendido. ¿Y sabes qué? No es tan malísima idea.

Porque según defienden desde Poosh, medio estadounidense especializado en bienestar femenino y en relaciones sentimentales, “dormir nos ofrece tiempo para procesar nuestras emociones, a menudo desordenadas, y nos ayuda a tomar una postura más objetiva en cualquier discusión”. Porque no, en el fragor de la batalla no estás al mando de la situación: reaccionas como un resorte a las emociones que sientes en cada momento. Por supuesto, esto depende en buena medida de cuánto hayas trabajado tu autogestión emocional durante tu vida, pero en última instancia, y como todas las demás personas de este mundo, eres humanx. Siempre te vendrá bien pausa y reflexión.

Necesitáis tiempo para verlo desde otro punto de vista

De hecho, las especialistas de Poosh tienen una serie de preguntas claves para favorecer esa reflexión. En el instante en que te acuestes, probablemente mirando en dirección contraria a tu pareja en la cama, responde a esto: “¿estoy viendo el argumento de manera objetiva o a través de la lente de inseguridad?” Y cuidado porque no se trata de deslegitimar tus sentimientos, sino de someterlos a juicio para hallar su origen y la responsabilidad que tu pareja tiene en el hecho de que hayan salido a la luz. Otra manera de abordarlo es preguntándote cuál es tu potencial punto ciego emocional en esa situación. Quizá haya despertado algo muy antiguo en ti que desvirtúa tu foco.

”En mi estado actual, ¿puedo responder a mi pareja o solo estoy reaccionando? ¿Qué me está diciendo mi ego en este momento? ¿Es cierto lo que me dice? ¿Cómo puedo abordar esta conversación con amor? ¿Me estoy desquitando con mi pareja de algo que realmente no trata sobre ella? ¿Veo esta discusión como una oportunidad para crecer con mi pareja o como una oportunidad para imponerme?”. Son algunas de las otras preguntas claves que puedes hacerte gracias a ese tiempo extra que te aportan los minutos antes de dormir. Y sí, es un poco desagradable dormir estando emocionalmente distantes, pero eso no significa que seáis peor pareja: os tomáis tiempo para arreglarlo con amor.

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