'Me gustas pero yo a ti no': cómo aceptarlo sin joderte la autoestima
Fue el dramón en primaria, en secundaria, en la carrera y ahora parece que vuelve el dilema. Los lagrimones amenazan con inundar tu habitación y tus estados de Facebook empiezan a preocupar a tus amig@s: la ausencia de fotos festivas ha sido arrollada por el existencialismo más mainstream. ¿Cómo enfrentarse a la dolorosa situación de amar y no ser correspondido? ¿De gustar y que la atracción no sea recíproca? ¿De estar ilusionado y que la otra persona pase de nuestra jodida cara?
Los rechazos sentimentales no deberían ser el fin del mundo si se conocen algunas habilidades básicas sobre cómo afrontarlos. Sin embargo, la gran mayoría de nosotros somos inexpertos, torpes y no hemos tenido la oportunidad de recibir una educación emocional y afectiva que nos preparare para este tipo de situaciones. Lloramos, pataleamos, no regocijamos en la rabia y en la tristeza, nos infravaloramos y nos repetimos, una y otra vez, que somos una mierda. Seguro que te suena, ¿verdad? Pues bien, aquí van algunas claves para no dejarse arrastrar por todos esos sentimientos negativos.
Acepta que la vida puede ser una jodida mierda
Muchas personas tratan entender este drama como una oportunidad para que florezcan nuevas relaciones. Pero, ¿esto funciona o es un consejo made in Mr Wonderful? Según la sexóloga María Cabral, creadora y directora de Viaje al Centro del Placer Workshop y Lab[oratorio], no deberíamos autoengañarnos con filosofías baratas. “Frente a eso, se trataría de entender un hecho de entrada traumático: la vida está hecha de imposibles. Y uno de los grandes imposibles en los seres hablantes es el de la sexualidad. En el amor y el sexo se viven encuentros placenteros y también se producen estragos. Pero, además, la manera en que se producen y la respuesta que se construye es singular en cada una de nosotras, por tanto no hay fórmula magistral y sobre todo no hay manera de eliminar el riesgo. Aquí hemos venido a participar con todo lo que eso implica”, comenta.
El desamor, la falta de reciprocidad en la atracción sexual y el rechazo a crear un vínculo más allá de lo amistoso, duelen. Por eso mismo, es importante entender este dolor y analizarlo. En su estudio, David A. Sbarra y Grace M. Larson identifican cómo es mucho más fácil sobreponerse a una ruptura analizando los sentimientos que nos golpean en ese momento y comprendiendo el papel que juegan en nuestro autoconcepto.
La historia ha acabado, no supliques
Sin embargo, como sostiene Cabral, analizar este bagaje emocional puede llevar a la angustia, algo que tratamos continuamente de evitar. Es por ello que proliferan terapias breves, fórmulas magistrales de pseudoterapeutas, libros de autoayuda, la moda del mindfulness, etc. Habrá a quien le funcione, pero en el caso de algunas personas es preferible tener una actitud activa, distraerse y evitar que los sentimientos negativos de este momento acaben bloqueando tu vida. Para que esto funcione es fundamental marcarse objetivos, nuevos retos y entre ellos, debe brillar por su ausencia “recuperar a esa persona”. Al menos, si deseas aceptar la situación y superarla. ¡Cabeza fría!
No podemos olvidar que estamos en un proceso que guarda ciertas similitudes con un duelo. Estrés, ansiedad, resignación o sentimientos de dependencia pueden ser frecuentes e incluso para algunas personas, adictivos. En esta situación, lo recomendable es demandar ayuda profesional y no permanecer en un estado de continua frustración, donde premia el sufrimiento. Como profesional, María apunta: “Se trata de escuchar a quien tienes delante y darle espacio y cabida a su singularidad.”
Invierte tiempo en ti, cuídate, date algún capricho…
O dicho de otra forma: no te tortures. Si te pasas el día rememorando lo sexy que era su pelo, idealizando cómo os conocisteis o escuchando en espiral la canción que más te recuerda a esa persona… lo estás haciendo fatal. ¿Y si das un paso al frente y te atreves a hacer alguna de esas cosas que siempre pospones por falta de tiempo? ¿O a probar una actividad física nueva? ¿No te apetece pasar más tiempo con la gente que te quiere? Mímate, no te sientas culpable y disfruta de ti mismo.
Huye de las relaciones puente
Sustituir una relación por otra es tentador, pero también irresponsable. Tratar de esconder los sentimientos de abandono “me siento solo”, de dependencia “necesito estar con alguien sí o sí para no deprimirme”, de venganza/resentimiento o de culpabilidad “no le gusto a nadie” en una relación inmediata constituye un comportamiento bastante inmaduro. En las relaciones puente confluyen dos tipos de personas: las desconsoladas y las incautas. ¿Acaso esto puede acabar bien? No te compliques.