Déjate De 'No Eres Tú, Soy Yo', Di Que No Me Quieres Y Punto

Las cosas hay que agarrarlas por la chaqueta y de frente e incluso zarandearla para que quede lo suficientemente claro, de las cosas sentimentales mejor no hablamos.

Porque toda ruptura empieza con él, "no eres tú soy yo". Y entonces se te queda una cara de tonta que no puedes con ella. Porque los seres humanos somos más cobardes de lo que decimos ser. Vamos de valientes, de transparentes, de golpes en el pecho fardando de sinceridad. Mentira. Todo son excusas.

Las cosas hay que agarrarlas por la chaqueta y de frente e incluso zarandearla para que quede lo suficientemente claro, de las cosas sentimentales mejor no hablamos.

Porque los sentimientos son caso aparte, o ¿a quién no le han dicho alguna vez que es genial en todos los aspectos pero…? Los malditos peros. Si, esos que se cargan cualquier frase bien intencionada, los que de un plumazo te arrebatan cualquier atisbo de esperanza. Por mucho que digan que en la esperanza se halla el consuelo, eso no tiene pies ni cabeza ni tela de donde agarrar. Porque ser sincero no es sinónimo de tosquedad, o lo que es lo mismo, ser claro no significa que la sutileza brille por su ausencia, pero tampoco me vendas castillos en el aire. No es necesario.

Pero sin duda alguna, la excusa de ruptura sentimental favorita a voz populi es, "eres maravillosa, una tía de diez, pero no para mí. Que aunque lo vea, no tengo más sentimientos hacia ti". Y ahí te quedas, con ese puñado de excusas enlazadas en una sola frase. Que no sabes si reirte o echarte a llorar. Porque se creen que te harán sentir mejor, pero no. Que preferimos que nos digan que no tenemos nada bueno, que no les gusta nuestra personalidad o incluso nuestros gustos musicales, antes que lo extraordinarias que somos para todos y oye, incluso para él, pero por lo visto es insuficiente. Vaya casualidad e incongruencia ¿no?

Excusas que al principio te hacen llorar, luego cuando ya no te quedan más lagrimas, se convierten en rabia, para acabar finalmente por reírte de todo. Una vez que sacas de la ecuación tus sentimientos de la ruptura, ves la excusa de otra manera, como una anécdota cómica.

Por eso los pretextos deben dejarse para cosas banales y no mezclarlas con los sentimientos, que luego nos definimos como personas de buen corazón que juran y perjuran que no harán daño, que serán claros y francos. Pero todo son máscaras. Así que por favor, deja tus excusas en el perchero de la puerta antes de salir de casa, que como decía Séneca: “El lenguaje de la verdad debe ser, sin duda alguna, simple y sin artificios”.

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