Ruta LGTBIQ+ por el Paral·lel de Barcelona de la mano de Sara Brown y Santa Catalina
Desde la Plaça d’Espanya al puerto se extiende una de las avenidas más icónicas de Barcelona: el Paral·lel, conocida a mediados del siglo XX como el Broadway barcelonés por ser el centro del teatro, del cabaret y de la vida nocturna de la ciudad. Allí confluían artistas, bohemios irremediables y personas irreverentes que no casaban con lo que el Régimen de Franco deseaba: la clase trabajadora más luchadora y el siempre perseguido colectivo LGTBIQ+.
Hoy el barrio sobrevive con mucho menos esplendor del que mostraba entonces. Sigue habiendo mucho movimiento de contracultura, mucha multiculturalidad, mucha diversidad y mucha fiesta, pero lejos del Broadway barcelonés de aquella época. Sara Brown y Santa Catalina, con su proyecto Torna Paral·lel, están luchando para defender su memoria viva de resistencia y transformismo y revitalizarlo. Y son elles quienes lideran esta ruta por la historia.
Sala Apolo
“El Apolo, antes de ser la discoteca que todos conocemos hoy, también era un lugar de prostitución para la peña que hoy llamaríamos queer. Durante el franquismo, que había persecución de las disidencias sexuales y de género, también había la bodega Apolo, famosa por tener precios súper accesibles tanto de comida como de los shows. Por aquí pasaron muchos artistas icónicos del Paral·lel como la artista transformista Mirko o la artista Gilda Love, que actualmente tiene 99 años y sigue en activo”.
Teatro Arnau
“El último teatro de Barraca sobreviviente de Cataluña. Eran estructuras muy precarias en las que se hacían espectáculos de pantomimas, de revista, de circo... También sería el lugar donde Raquel Meyer debutó como cupletista y donde cantaría el primer cuplé en catalán”. No fue cualquier cosa: aquel cuplé, La font d’en Xirineu, fue el primer gran gesto artístico de integración del catalán en un género popular interpretado siempre en castellano. Su arte la llevaría luego a Madrid y París.
Barcelona Noche
“Fue fundado por el controlador de disturbios de La Criolla justo cuando esta estaba ya decayendo, que, de hecho, se llamaba Pepe de La Criolla. Se fue de ahí y fundó otro cabaret que nombró La Nueva Criolla y en los setenta la visitaron artistas como Christine, Bibi Andersen, Nicol, Violeta la Burra, Mimí Pompón, Pierrot o Dolly Van Doll”. Todas ellas las protagonistas del transformismo, el cabaret, el espectáculo travesti y la contracultura española del momento. Críticas, provocadoras y referentes de libertad.
El Molino
Fundado en 1898 como Petit Moulin Rouge, a imagen y semejanza del famoso cabaret de París, cambió su nombre al de El Molino una década después, momento a partir del cual se convirtió en el epicentro del café-concierto. Había humor. Había burlesque. Había música. Había un desafío constante de la moral tradicional. “Todos estos lugares que os hemos enseñado y muchísimos más han sido protagonizados por personas y artistas que han sido símbolos en el arte de la libertad de expresión”.
Gente que pasó toda su vida desafiando al sistema. Ahí, en el Paral·lel, paraíso de la rebeldía y de la soberanía sexual, con toda una dictadura mirando. Sus salas no son solo puntos en el mapa: son parte de una historia que sigue viva. “Por eso queremos recuperar ese espíritu irreverente, transgresor, que hizo de Barcelona el símbolo cultural que es a día de hoy”, nos cuentan Santa Catalina y Sara Brown. Guárdalos en tu Google Maps, pasea frente a ellos, visítalos... Fueron refugio de una comunidad oprimida.