Este hilo viral te explica por qué muchas personas entran y salen del armario cada día

No solo se sale del armario con la familia, también se hace en el trabajo, con tus amigos y hasta en un Blablacar
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La gran mayoría de heterosexuales cree que salir del armario es algo que se hace una vez en la vida. Internalizas tu orientación sexual o género y lo comunicas a tus familiares. Y hecho. Estás fuera, ya lo has declarado públicamente. Sin embargo, la salida del armario es mucho más compleja. Sales cada vez que conoces a una nueva persona o empiezas en un entorno. Incluso cada vez que llegas a una nueva fiesta tienes que hacerlo. Al final, acabas saliendo cada día.

Así lo ha explicado Jesuchristopher en Twitter, en un hilo que se ha hecho viral. “Las personas LGTBI+ salimos del armario a diario y, a veces, más de una vez al día. Aunque quizá tendamos a entender ‘salir del armario’ cuando lo cuentas a tu familia o entorno maś cercano, lo cierto es que este momento no tiene ni por qué ser el más decisivo o el más doloroso”.

Cada vez que llegas a un nuevo ambiente, notas los rumores. Por ejemplo, las primeras semanas en un trabajo sentirás miraditas y cuchicheos. Hasta que no lo anuncias, sigues dentro del armario: no te conocen y no saben si eres LGTBI o no. Cuando empiezas en un nuevo empleo, nunca sabes si te rechazarán. Muchas veces oirás comentarios como ‘maricones’ o, incluso, alabando partidos de derechas ultrahomófobos, y te forzarás a entrar otra vez en el armario en ese ambiente. Y callarás y te reprimirás porque necesitas la pasta”.

Y sí, como dice Jesuchristopher, sales del armario cada día. “También salimos del armario cada vez que vas por la calle con tu pareja, quieres cogerte de la mano o besarte, pero previamente evalúas el entorno. Y a veces sales del armario para todos esos desconocidos del metro y te arriesgas a que te insulten por besarte en el transporte público donde se besan decenas de parejas hetero”, se sincera en su hilo de tweets.

También se sale en los lugares más inesperados. En una fiesta, por ejemplo. “En una fiesta en casa ajena, en una cena a la que alguien trae un amigo nuevo. Y en algún momento se sabe que eres LGTBI+ y siempre queda ese miedo a la reacción de un desconocido. Que no siempre es buena, en serio”. O en la comisaría, el juzgado o el hospital. “Salimos del armario cada vez que alguien te pregunta por tu pareja y no es del género que esa persona esperaba. Y esto pasa en muchos ámbitos: pasa en una comisaría, pasa en un hospital, pasa en un juzgado”. Incluso cuando cogen un Blablacar, exponiéndose a un viaje infame y peligroso.

Salir del armario, además, afecta a todas las personas del colectivo LGTBI de distintas formas. “Las personas trans salen del armario cada vez que buscan empleo. Las mujeres lesbianas, bisexuales o trans salen del armario en sus ginecólogos. Y sí, hay violencia obstetricia específica contra mujeres lesbianas y mujeres trans. Y mucha”.

Por todo esto, muchas personas vuelven al armario en muchas ocasiones y periodos de su vida. “Nos metemos de nuevo en el armario porque este es el único espacio de seguridad que queda. Cuando nos jubilamos y vamos a una residencia de la 3ª edad. Cuando vamos a la disco elegida para la cena de empresa. Cuando en la cena de Navidad está tu primo homófobo”. O, incluso, porque saben que si salen del armario no podrán tener una vida normal, nunca lo hacen y es su decisión, igual de respetable. Porque salir de armario no es fácil y hacerlo cada día durante el resto de tu vida siempre es doloroso.

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