El fenómeno psicológico que explica tu obsesión por revisar el móvil continuamente

El condicionamiento clásico establece una relación directa mental entre el sonido de las notificaciones y nuestras necesidad de comprobar su contenido
Alejandro Moreno de Carlos

Nuestros teléfonos móviles nos dominan. Vivimos abrazados a ellos y los sacamos del bolsillo para comprobar si alguna nueva notificación aguarda nuestra atención de manera compulsiva, pero está tan normalizado, tan universalizado, que apenas entendemos cuánto nos afecta. Como explica el psicólogo estadounidense Michael Brooks en un artículo para Psychology Today, nuestros smartphones, bajo la promesa de una mayor conexión social, “alejan silenciosamente nuestra atención de las personas y del mundo que nos rodea”. Y el mecanismo psicológico tras este fenómeno es, según Brooks, el condicionamiento clásico.

Esta modalidad de aprendizaje asociativo, descrita por primera vez por el fisiólogo ruso Ivan Pavlov tras su famoso experimento con perros, tiene lugar cuando nuestro cerebro relaciona determinados estímulos con determinadas respuestas. Como cuando tu perro escucha la correa y comienza a ponerse nervioso porque sabe que ha llegado el momento de salir a la calle. Así funciona también, y a pesar de nuestra sensación de seres superiores al resto de animales, nuestra relación con los móviles: los sonidos de las notificaciones nos obligan a responder de manera compulsiva y casi inconsciente.

¿Por qué? Porque según cuenta Brooks, en nuestra mente “los móviles están asociados con maneras dede satisfacer nuestras necesidades psicológicas de competencia, autonomía y afinidad. Esto provoca que estemos constantemente en un estado de atención parcial donde una porción de nuestro cerebro permanece alerta hacia el móvil, incluso aunque los tengamos delante y sepamos que advertiríamos fácilmente cualquier notificación. Hasta tal punto prestamos atención inconsciente que las notificaciones recibidas por otros móviles cercanos nos conducen a revisar los nuestros. Y esto, dice Brooks, perjudica nuestras relaciones. Así que por muy irresistible que parezca tu móvil, intenta consumir tus datos con perjudica.

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