Las jugadoras de la WNBA se plantan contra la diferencia salarial con la NBA
Las jugadores de baloncesto de la WNBA, la liga de basket estadounidense, la más importante del mundo y en la que toda jugadora quiere estar, están hartas de no recibir un salario más acorde a lo que creen que merecen. Sí, tal como ocurre en muchísimos otros deportes, como el fútbol, ellas cobran muchísimo menos que ellos. Pero las jugadores de la WNBA están dispuestas a luchar y están presionando para que el nuevo convenio, que deberá ser firmado este mismo mes de octubre, aumente el límite salarial por jugadora. Para que te hagas una idea, el actual es de 250.000 dólares al año, a años luz de los 50 millones de dólares de límite salarial de las estrellas masculinas.
Y, antes de que alguien comience a saltar con aquello de pero es que ellas generan menos blabla hay dos cosas que hay que saber. Por un lado, que las jugadoras no están reclamando sueldos equivalentes a los de los jugadores. Lo que están reivindicando es un reparto más equitativo de los ingresos de la competición entre la patronal y ellas. Y eso nadie lo puede cuestionar. No tiene nada que ver con el sexo ni con el género ni con nada. Simplemente hay una empresa que se lleva cada vez más pasta y que, sin embargo, no la está compartiendo proporcionalmente. Como ha dicho la jugadora de Los Ángeles Sparks, Kelsey Plum, “no estamos donde querríamos estar”. Hay consenso.
Por otro lado, está el hecho de que efectivamente la competición está generando cada vez más dinero. Como explica el periodista Guille Álvarez en El País, la WNBA acaba de “firmar otra temporada de crecimiento brillante, con récord de asistencia de público en los pabellones y los mejores datos de audiencia en unas Finales desde la fundación de la liga en 1997”. Tal es el crecimiento que el año que viene se unirán dos nuevas franquicias a la competición y durante los próximos años otras tres más. El negocio marcha. La gente acompaña. Las marcas llegan para quedarse. Y los ingresos fluyen en cantidades cada vez mayores. Algo en lo que las jugadores son las protagonistas.
En palabras de la propia Kelsey Plum, “las jugadores hemos estado a la altura, firmando actuaciones brillantes en la competición, con grandes rivalidades, y ahora le toca a la liga dar un paso a favor nuestro”. Un paso que, repito, para que nadie comience con el discursito típico, no consiste en equiparar salarios con los jugadores de la NBA, sino equiparar el porcentaje de ingresos que se llevan respecto a la patronal. En estos momentos, “los jugadores de la NBA ingresan casi el 50% de los ingresos derivados del baloncesto”. Ellas están en un 7%. No es justo. No es justo que ellas reciban menos de lo que generan. Esperemos que la unión consiga cambiar las cosas.