Discriminación de género en este desfile de Semana Santa

Una cofradía de Cartagena ha prohibido la participación de una madre y su hija en uno de sus desfiles

Cada religión tiene sus propias movidas. Sus premisas. Sus mandamientos. Sus reglas. Y no es ninguna sorpresa que muchas de ellas han sido históricamente muy machistas. Y, claro, en el siglo XII no pasaba nada porque la sociedad en general era profundamente machista y ellas no tenían ni voz ni voto para cambiar esa realidad. Hoy es diferente. Hoy existe una norma que está por encima de cualquier otra. Ya sea laica o religiosa. Es la Constitución. Y la Constitución de España establece claramente que no se puede discriminar a la gente por razón de sexo. De ahí que la prohibición de una cofradía de dejar desfilar a dos mujeres en uno de sus tercios esté generando tanta indignación social.

Ha ocurrido en la Semana Santa de Cartagena, en Murcia, en la que la Agrupación de Granaderos de la Cofradía Marraja ha negado la participación en el desfile de uno de sus tercios a una madre y su hija. Según los portavoces de la misma, este tercio recrea a la infantería del siglo XVIII que estaba compuesta exclusivamente por hombres. Pero esto tiene dos problemas. El primero, que las afectadas han presentado fotos de 1982 en la que se ve desfilando en este mismo tercio a varias niñas. La segunda, y más importanta, que, como decíamos antes, los deseos de una institución privada nunca pueden ir contra los derechos constitucionales de nadie. Por muy pesaditos que se pongan.

Y ya hay muchas voces recordándoselo a la cofradía. Por un lado, el Defensor del Pueblo, quien ha informado de que “si bien una asociación privada ostenta el derecho a elegir libremente a quien asocia, esta facultad no puede suponer una discriminación por razón de género”. Y punto. Porque no solo les han vetado del desfile. Tampoco les dejan participar en la banda de música. Por otro lado, el Instituto de las Mujeres del Ministerio de Igualdad, que ha declarado al diario.es que ya se ha quejado al Ayuntamiento de Cartagena por esta discriminación y que tomará “las medidas pertinentes en aras de respetar y promover el acceso en condiciones de igualdad para mujeres y hombres.

Como siempre, las redes sociales se van a llenar de mensajes antiwoke sobre cómo la igualdad se lo está cargando todo y blablablá. La misma chorrada de siempre. La realidad es que si la religión quiere sobrevivir en un mundo progresista e igualitario va a tener que transformarse para dejar de ser un espacio con infinidad de recovecos sexistas. Y sí, habrá puristas que se resistirán a ese cambio. Pero no hay otra: una niña no debería ser rechazada simplemente por ser niña en lugar de niño. Es ridículo. Es cosa de otros tiempos. La segregación de las cuadrillas ya no tiene ningún sentido y tal vez este sea el punto de inflexión que se necesitaba. Ojalá.

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