La dura historia del chico trans criticado incluso por la comunidad LGTBI

Jamie Wilson tiene que sufrir las críticas de otras personas trans que le acusan de ser demasiado masculino y 'binario'

Rubio, ojos azules y un cuerpo atlético digno de VIP del crossfit. Vive en Florida, tiene 21 años y toca en un grupo. Jamie Wilson es, a simple vista, un tío guapo. De hecho, si él no lo dice, nadie adivina que en realidad nació biológicamente como una mujer. Pero lo curioso de esta historia no es lo mucho que tuvo que luchar Jamie para aceptarse y reafirmar su propia identidad de género, sino que una vez ha completado su proceso de cambio de sexo un proceso al que, según un estudio realizado por la Universidad de Málaga en 2010, solo el 15% de mujeres y el 3% de los hombres trans llegan a someterse la vida le deparaba todavía otra fuente de críticas con la que él nunca imaginó que se toparía: las de algunos miembros de la comunidad LGBT. "La gente dice que estoy tratando demasiado de ser como un hombre, que soy demasiado masculino y 'binario'", afirma en un estudio realizado por la Universidad de Málaga

 

Músico de profesión, Jamie se ha convertido en un autentico referente para la comunidad trans en redes sociales y defiende el derecho de cualquier persona a mostrarse como quiera sin ser juzgado por los demás. Y eso implica, luchar también contra los estereotipos que se han creado al rededor del aspecto que deben tener las personas transexuales. "No estoy tratando de actuar como algo que no soy. Simplemente, este soy yo, y quiero que la gente vea que no importa lo que alguien parece. Los estereotipos tienen que ser definitivamente eliminados", dice en otro post de Instagram.

Jamie nació y se crió en una granja de caballos de Michigan, en el seno de una familia tradicional. "Yo sabía desde bien pequeño que era diferente, pero crecer en un hogar tan religioso hacía que no entendiera lo que me sucedía", explicaba Jamie en una entrevista. Pero, al cumplir 15 años, se decidió: pelearía por lograr vivir como su mente y su corazón le dictaban que lo hiciera.

Comenzó por salir del armario. Sabía que su padre y sus tres hermanos no lo entenderían, y por eso solamente le confesó a su madre su atracción por las mujeres. Ella le sugirió una visita al pastor de su iglesia, no tanto para comentar con él su, por aquel entonces, homosexualidad sino para tratar de convencerle de que dejase de vestir de forma tan 'masculina'. Y aunque la relación con su familia ya pendía de un hilo por entonces, sus lazos con ellos se rompieron definitivamente en febrero de 2015, cuando decidió cortarse su larga melena rubia. "Mis padres y mis hermanos me hicieron la vida imposible", recuerda.

Poco después, ante la total falta de comprensión, decidió cambiar de ciudad sin haber terminado ni siquiera el colegio. Rompió con todo y, en cuanto pudo, comenzó con los tratamientos y operaciones para lograr su cambio de sexo. Y aunque Jamie ha logrado aceptarse a sí mismo, le gustaría que su familia llegara a comprenderle. “Al salir como transgénero fue el mejor y el peor día de mi vida. Echo de menos tener a mi familia en mi vida, que estén orgullosos de mí”, cuenta para The Independent. Ahora, le recuerda incluso a los que han tenido que pasar por lo mismo que él, que no debe juzgarse a nadie por su apariencia.

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