Estuve un día en el Primavera Sound y esto es todo lo que aprendí

El reto era disfrutar al máximo, no perderse por el camino, atreverse a hacer todo lo que llevábamos dos años sin poder hacer, y el resultado ha sido simplemente increíble en un Primavera que no defrauda 
Estuve un día en el Primavera Sound y esto es todo lo que aprendí

Había dos opciones: llegar en taxi o coger el metro. Llegamos a las puertas de Primavera Sound con el sol dándonos en la cara porque al final sí hubo metro y una sabía que iba en la dirección correcta porque solo había que seguir a un montón de gente con purpurina, camisas modernas y estampados florales para llegar a tiempo. Llegamos de sobra. Luego entramos y empezamos a ver cómo el Parc del Fòrum volvía a ser lo que todxs llevábamos tiempo esperando: ese lugar donde pasan cosas, cosas importantes como bailar, perder a lxs amigxs, cantar una canción hasta quedarte afónicx, pedir algo en la barra, tomar una segunda ronda y esperar a que alguien te rescate de la cola del Poly Klyn.

Un ambiente en el que perfectamente podría haber sonado ‘As It Was’ de Harry Styles y nos hubiésemos quedado allí, dando vueltas mientras el sol se iba apagando, pero fue la banda de indie rock ‘El Mató a un Policía Motorizado’ la que nos dio la bienvenida. Y de ahí fuimos directas a uno de los grandes escenarios, desde los que siempre se ve el mar o la ciudad, que en realidad era un punto muy pequeño porque ya nos habíamos enfundado en el mood festivalero y nadie, ni nada, nos sacaba ya de ese calor húmedo que solo se vive en Primavera.

¿Y si solo fuera esta noche?

Lo teníamos muy claro, nada de liarse. Lo justo. Al día siguiente había que hacer lo mismo de siempre; currar, sacarse las opos, terminar las facturas, mandar ESE mail, tenerlo todo listo. Pero de repente alguien dijo algo que sonó como una excusa o un reto. Al principio, nadie lo tomó en serio. Seguimos andando, dando vueltas de un stand a otro y, a lo que nos dimos cuenta, ya estábamos a un paso del mar, justo en el escenario de Jack Daniel’s, que te animaba a entrar en ese oasis de Jack.

Allí también sucedieron cosas. Sonaba música local y era difícil escaparse de ese momento en el que alguien te pide algo y tú te lo tomas porque sabes que ya te has liado. Entonces tu colegx te coge por banda y te explica lo que harás en las próximas horas mientras tú, en realidad, te debates entre volver a casa para ser responsable o dejar que pase el tiempo, atreverte por una vez a decir: “¿y si me quedo?” “¿Y si lo hago bien, disfruto a tope y mañana ya se verá?”.

Así que lo haces. Te lías. Lías al resto. Lo has decidido y ya no hay vuelta atrás. En el stand os hacen una foto y posáis como si fueseis una banda de indie rock recién estrenadita. Vuestra cara se queda inmortalizada en el photocall. La nuestra también. Somos un grupo de gente que baila al son de la cumbia, luego algo más cañero, llega el rock, la amiga que no quiere perder el metro está a punto de rajarse y llega el momento estelar: la chapa.

Hacer que valga la pena sí o sí

Entonces Cris recuerda por qué estábamos allí, haciendo que cada momento valga la pena, lo repite una y otra vez, hasta que finalmente el sermón tiene su efecto. Nadie se va. Nos quedamos allí, bailando, recordando el lema que anuncia Jack Daniel’s a todo volumen, “Make It Count”, eassy, tranquilo, facilísimo. La frase resuena dentro de nosotrxs y ya es imposible dejar de pensar que sí, que hemos venido a eso, a liarnos, a disfrutar. Porque, como dice la firma especializada en whiskey: “Ser valiente es eso, vivir la vida bajo tus propios términos, disfrutando el camino y tomando el control de ella”.

El momento se vuelve espontáneo, no hay poses, cada unx baila a su ritmo. Después de dos años de pandemia, Primavera Sound ha vuelto y se nota en las caras de lxs que están cerca de nosotrxs. La tarde avanza y se hace de noche. La zona del puerto se ilumina. ¿No estábamos allí para eso? Para olvidarnos de todo por un momento, disfrutar del aquí y el ahora mientras conoces a unxs y otrxs y, esa persona, quizá de Inglaterra o Nueva Zelanda, te dice que casi se compra esa camiseta y que le encanta tu outfit. Entonces ese lugar, y quizá también esa gente, se convierten en algo único que no habrías vivido si hubieras abandonando el recinto a la primera de cambio.

Estás allí y sabes que eso de vivir el momento es algo que siempre has escuchado, pero que, a la vez, es una frase que nos motiva a atrevernos, a lanzarnos sin miedo. “Hay que pensar en el hoy más que en el mañana, disfrutar el día a día, porque luego, ya no sabemos”, reza el lema de la campaña ‘Make it Count’ que ya es todo un mantra en este festival, donde Jack Daniel’s renueva su compromiso con la música en Primavera Sound y, donde tú solo puedes dejarte llevar por todos esos momentos de risas, anécdotas y paseos de un lado al otro del festi.

Ya no hay reglas

Lo has hecho. Nostrxs también, hemos llegado al final de la noche y hemos aprendido un montón de cosas. Como que hay que ir al baño de dos en dos, cenar pizza mientras de fondo oyes dos o tres conciertos, volver al punto de partida, recoger a lxs que se habían perdido y moverse de aquí por allá sin reglas, recordando que las cosas están ahí para vivirlas y disfrutarlas. Como ese paseo de vuelta a casa, cuando tu amiga se sincera y te cuenta cosas loquísimas que no le había dicho nunca a nadie hasta ese momento, que también se vuelve memorable mientras la gente se amontona para coger el autobús y tú solo piensas en llegar a casa, beber agua y dormir. Dormir mucho.

A la mañana siguiente alguien dice algo por el grupo de Primavera. Tardas unos minutos en contestar. La vibración insiste. Desbloqueas el móvil: “Chicxs, lo de anoche fue simplemente BRUTAL”. Entonces recuerdas lo de la filosofía de Jack Daniel’s “Make It Count”, que ya no se te olvida, y te alegras de no haberte ido para poder estar al tanto de todos los cotilleos. “Lo que pasa en Primavera se queda en Primavera”. “Luego nos vemos, ¿no?” El chat se llena de iconos, risas y un SÍ y otro y otro y así sucesivamente hasta que alguien rompe el silencio: “yo hoy no me liaré mucho”. Pero ya nadie cree a nadie.

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