Poemas de amor y desamor para entender cómo ha cambiado ese sentimiento
Los dos grandes temas de los que jamás se ha dejado de escribir son el amor y la muerte. Da igual que nos remontemos a la Antigua Grecia o que hojeemos hoy mismo la mesa de novedades de una librería. Y es que estos dos conceptos que nos han regido como especie son precisamente los que el ser humano no ha podido explicar satisfactoriamente. Por eso seguimos escribiendo, leyendo y debatiendo sobre ellas. Cómo vivir, cómo amar y cómo morir. Encontrar un modo de llenar nuestra existencia exprimiéndola al máximo para que ambos conceptos queden completos.
Nos centraremos en el amor porque hace que merezca la pena el camino. Pero, al desmenuzarlo, sentirlo, venerarlo... ¿siempre hemos hablado del mismo sentimiento? Nos hemos preguntado si el concepto de amor ha ido cambiando a lo largo de la historia de la literatura o si hemos estado dándole vueltas a lo mismo una y otra vez. ¿La idea del amor es algo concreto, algo fijo e inmutable, o su definición ha ido cambiando? Aquí va una pequeña selección de textos, aunque el tema merece un libro entero.
Petrarca es conocido como el poeta del amor, por eso hemos empezado con él. Se enamoró de Laura y le dedicó un libro llamado Cancionero. La primera mitad del poemario, escrito mientras ella vivía, son sonetos sobre las sensaciones de amor que la musa provocaba en el poeta. La segunda mitad, escrita tras la muerte prematura de su amada, habla sobre el dolor que le ha causado su pérdida. Laura y Petrarca, según la leyenda, jamás hablaron. De hecho, es posible que ella jamás supiera que él existía.
En este soneto se puede ver que, para Petrarca, ya en el siglo XIV, el amor es un sentimiento paradójico. Fuego y hielo, guerra y paz, sufrimiento y felicidad. El amor es intenso y puede llevarte de una emoción a la contraria sin lapso de tiempo siquiera. El amor nos hace sentir vivos porque nos hace, simplemente, sentir.
Lope de Vega es uno de los escritores clave del siglo de Oro español y fue conocido, sobre todo, por su teatro. Se cuenta que era un absoluto don Juan y que llegó a tener tantos hijos como obras de teatro escritas. Y escribió más de 300.
Según Lope, el amor es creer que un cielo en un infierno cabe. Vamos, que es creer que el sufrimiento va a llevarnos a una felicidad que ni soñamos. Es un sentimiento que nos quita un poco la razón, que nos hace ir de un extremo a otro y que, aunque se trata de una esperanza que no sabemos si llegará a buen puerto, nos entregamos a ella en vida y alma. Así que parece que del siglo XIV al XVII no cambia excesivamente esta concepción del amor.
Saltamos al siglo XIX para leer a otro de los poetas más populares de nuestra literatura. Aunque suele considerarse que Bécquer es un romántico, su forma de escribir es más simbolista. Su vida sí que fue bastante romántica. Amó platónicamente a varias mujeres, tuvo una amante que lo abandonó y eso precipitó su tuberculosis de tal forma que murió con sólo 34 años.
En este poema, Bécquer habla del amor como una lucha entre contrarios. Una batalla, un choque inevitable. Amar conlleva la destrucción del otro y, por eso, el amor no puede darse.
E. E. Cummings es un autor norteamericano que escribe sobre el amor, sobre la vida y sobre la relación de las personas con el mundo en el que viven. De repente, vemos que el amor ya no genera sufrimiento, sino que se trata de un tipo de fusión. El amor es un secreto, es un regalo, es algo que nos hace crecer más allá de lo que éramos capaces de imaginar: es la vida que crece más de lo que el alma podía esperar.
Borges es un autor argentino conocido, sobre todo, por sus cuentos, pero que también escribió algunos poemas bellísimos. Se enamoró por primera vez siendo ya muy mayor y a punto de quedarse ciego. En este poema habla del miedo que da ese sentimiento, de que todo lo que había tenido antes de su aparición ya no le sirve y que su mundo se reorganiza en función de esa mujer que ha aparecido. Vuelve a haber una relación entre el amor y el dolor, pero no sabemos si es el amor lo que duele o sus esfuerzos de intentar evitarlo.
Sergio Rodríguez era jovencísimo cuando publicaron este poema en una antología de poetas noveles en Hiperión. Aquí se habla del amor como un ciclo de malentendidos. Una persona que viene de una mala historia se engancha a otra para salir de ella y le genera la experiencia negativa que se repetirá cuando esta intente estar con la siguiente persona.
Una posible conclusión es que estos no sean poemas de amor. Salvo el de E.E. Cummings, estamos hablando más bien de poemas de desamor, como si solo ante la dificultad del amor pudiéramos sentirlo en su plenitud. Más allá del cambio en su expresión, no existe un solo concepto del amor. Además, una cosa es la idea de amor que nos transmite la literatura y otra cosa es el sinfín de emociones variopintas que, juntas y revueltas, podemos o no considerar amor. Una cosa es la intensidad y otra es encontrar a un compañero de vida. Y, al final, una cosa es escribir y otra es vivir.