La performance invasiva de Massive Attack para denunciar la hipervigilancia estatal
Massive Attack es una de esas bandas de música que no se quedan en la música: la banda británica lleva desde 1988 utilizando sus canciones y sus espectáculos como espacios de crítica política y social. Está en su ADN. Hace tan solo unas semanas, por ejemplo, implementó en mitad de un concierto una tecnología de reconocimiento facial con la que capturó las caras del público para proyectarlas luego en una pantalla gigante. Algo que, más allá de lo anecdótico y de lo espectacular, tenía una finalidad subversiva clara: criticar a una sociedad en la que la privacidad está desapareciendo y en la que muchos estados practican una vigilancia extrema sobre la gente.
Imagínatelo. Imagina que estás ahí disfrutando del show y de repente ves tu cara reflejada en una gigantesca pantalla de LED. Es chocante. Y efectivamente puedes tener la sensación de que están violando tu privacidad. O te vienes arriba en plan mira esx soy yo o te vienes abajo y se te chafa el concierto. Algo que estaba bien medido. Como la propia banda se encargó de explicar días después en su cuenta de Instagram, aquello fue “una provocación sobre la hiperexpansión del capitalismo de la vigilancia, con un énfasis reciente en la represión del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos y la represión estudiantil en Serbia a través de etiquetas faciales”.
O dicho de otra manera: al grupo liderado por Robert del Naja le preocupa mucho una deriva internacional que, gracias a las tecnologías biométricas, puede parecerse cada vez más a la 1984 de George Orwell. Un mundo en el que te sientes espectador de todo constantemente, pero en el que corres el riesgo de olvidar que tú también eres la parte observada. Y si no acuérdate de lo del concierto de Coldplay y la tremenda pillada al ex director ejecutivo de Astronomer. Siempre hay ojos mirando. Incluso cuando te sientes totalmente a salvo. Una reflexión muy necesaria que, sin embargo, también está recibiendo sus críticas precisamente por hacer lo mismo que critica.
Como dice un usuario en Instagram, “el grupo se sitúa en una posición de poder que le proporciona su estatus social para realizar esa intrusión en la privacidad sin consentimiento. Se valen de lo que critican para mantener el status quo”. Algo con lo que Massive Attack no está del todo de acuerdo: “La ironía de que una sátira política artística sea utilizada para evidenciar la misma actividad controvertida que está siendo usada por el satirista artístico es muy de 2025”. Parece que la idea es tener impacto para que el mensaje cale, incluso si eso les penaliza como banda. ¿Un acto valiente para el despertar de conciencias u oportunismo comercial? Cada cual con su interpretación.