Así es como te manipulan en las discusiones sin saberlo

 Nos distinguimos de los animales por el uso de la razón, pero el ser humano es básicamente un especialista en ser irracional. Lo puedes ver en cada discusión absurda e infinita, en cada tertulia y debate de pacotilla. Y es que, nos guste o no, si queremos llamarnos civilizados nos toca escuchar la opinión del prójimo. Si tener razón te produce una dulce sensación postcoital, vale la pena aprender a identificar las principales tener razón.

Una falacia es un razonamiento inválido o engañoso con apariencia de correcto. No tiene por qué ser una mentira en sí, pero el proceso por el cual se ha llegado a esa conclusión es defectuoso, porque vulnera al menos una regla lógica. Si crees que te están tomando el pelo, no te fíes de las siguientes perlas:

Cuando no se ataca al argumento, sino a quien lo formula. En un debate o discusión, muchas veces se descalifica a una persona por una característica o circunstancia suya.

Ejemplo:

Por más que puedan existir intereses creados, para tener razón hay que atacar a la calidad de los argumentos, y no otros aspectos.

Significa anular al oponente antes de que ofrezca su opinión, de forma que directamente no pueda defenderse. Es como envenenar el agua del río antes de que le llegue a quien la bebe.

Ejemplo:

Dejar de escuchar lo que no te gusta es la mejor forma de perder la razón.

En esta falacia no se critican las ideas, sino una imagen caricaturizada y manipulada de estas.

Ejemplo:

En este caso, con lo que no estás de acuerdo es con una versión del feminismo inventada por ti.

Cuando argumentan si algo es verdadero o falso basándose en que nunca se ha demostrado lo contrario.

Ejemplo:

Imagina las consecuencias de argumentar siempre así.

También llamado magister dixit literalmente ‘el maestro lo dijo’ consiste en citar como fuente a una eminencia en el tema como única justificación de tu argumento. Será cierto no porque lo haya dicho alguien, sino porque ese alguien lo demuestra con argumentos.

Ejemplo:

Esa persona no es Esperanza Gracia, y aunque lo fuese, sería necesario contrastar la información con la de otros expertos en geopolítica por ejemplo.

Dar por bueno un argumento cuando es lo que piensa la mayoría ya sea un grupo de colegas o de un país entero.

Ejemplo:

La mayoría puede perfectamente estar equivocada, y si no que se lo cuenten a los votantes en la Alemania de 1933. No tiene nada que ver con menospreciar la democracia, sino con las bases lógicas de las que debería gozar cualquier argumento importante.

Esta falacia ocurre cuando alguien usa la amenaza implícita o explicita para tener razón. Típico en discusiones personales.

Ejemplo:

Consiste en afirmar que porque algo se ha venido haciendo o creyendo desde hace mucho tiempo, es correcto o es verdadero. Al más puro estilo de que "la tierra es plana".

Ejemplo:

También lo era ahorcar a la gente en la plaza del pueblo entre jolgorio.

Por repetir una y mil veces una mentira, no se convierte en verdad.

Ejemplo:

Consiste en usar incorrectamente el razonamiento inductivo, haciendo de un caso concreto una regla general.

Ejemplo:

En cualquier examen de lógica eso es un suspenso directo.

Cuando se establece como causa un hecho solamente porque lo precede en el tiempo.

Ejemplo:

Esta falacia se da cuando cuando alguien apoya sus argumentos entregando exactamente la misma razón, en otras palabras.

Ejemplo:

No me seas tautólogo, un poquito de por favor.

Se intenta hacer ver que la validez o no de una idea dependiendo de lo buenos o malos que serían los resultados.

Ejemplo:

Se crea una situación en la que solo parece haber dos puntos de vista como opciones posibles, cuando en realidad existen otras alternativas no propuestas.

Ejemplo:

¿Y coger un taxi, y dormir en el coche, y hacer autoestop?

Comparar situaciones diferentes como si se tratara de la misma.

Ejemplo:

Esta falacia sugiere que si haces A, entonces seguro que pasará B, porque yo lo digo. Suelen ser consecuencias negativas que se asume que están directamente relacionadas con la acción.

Ejemplo:

Se usa a menudo en los discursos políticos para crear miedo y frenar reformas de cualquier tipo.

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Estas son solo algunas de las formas de argumentar mal, y, aunque las categorías surjan del mundo académico, te cruzas con falacias cada día, en los medios, en la calle o en tu casa. Ahora quizás te cuelen menos goles, aunque en realidad si quieres que un debate o discusión te lleve a algún lado, la gracia no es llevar siempre la contraria, sino saber cuándo aporta o cuándo es importante desmontar un argumento. Defiéndete, pero no tires de falacias, porque es la opción fácil.