Lo Que No Va A Funcionarte Nunca: Las Formas Más Raras De Ligar

Ligar. Qué palabra. Aún recuerdo el día en que un tío se me acercó a decirme que si me gustaban las gominolas. Yo dije sí. Pero dije sí porque realmente me flipan las gominolas, y aunque mi madre me enseñó que no se aceptan caramelos de desconocidos, si alguien viene con una bolsa de ositos de Haribo pues esté donde esté cojo un puñado, sonrío y ya me iré por donde he venido. Claro que ese día el fluir de los acontecimientos se truncó totalmente cuando este me dijo que si las quería tenía varias guardadas en sus gallumbos. Y que me sirviera yo misma, que había barra libre.

Gominolas en sus gallumbos. Como si le fuera a funcionar, y alguna chica decidiera que es genial meter la mano en pene ajeno solo por conseguir ositos de colores. Qué maravilla de mundo este, qué intercambios más saludables, qué genial el arte de la seducción. Pero todo esto pasa porque a algún gurú del marketing se le ocurrió decir que había que ser creativos. Y una cosa es que nos hagan reír, y oye, muy bien, que nosotras aceptamos las guarradas, y si son dignas de carcajada pues se les reconoce el ingenio y tan amigos, pero llevar esto a un extremo tal que roce la idiotez de forma tan descarada por ahí sí que no.

El caso es que, a pesar de toda la información que tenemos, entablar conversación en una discoteca, reconozcámoslo, es complicado. Y más si la gente no tiene ni idea de cómo tiene que comportarse si esa noche quiere llevarse algo a la cama sin que tenga forma de mano derecha. Desde los que intentan enamorarte con la mirada y más que enamorar te cortan la cena, los pibones a los que tienes que darles las gracias solo por mirarte, hasta los que van de médicos saludables cuando te ven fumando en la puerta y te dan un súperconsejito del tipo: "fumar es malo, ¿eh?" Y tú, que estabas ahí tan tranqui disfrutando del cigarrito, piensas: ¿en serio? O sea, que yo me alegro un montón de que seas así de buena gente y veles por mi salud sin conocerme, pero el hecho de que ya de antemano quieras salvarme la vida, pues me toca la moral un poco.

Así que, como parece que no avanzamos y Google es un lugar amable donde está la información que cuenta, vamos a hacer un pequeño repasito por las formas de ligar más raras que los internautas nos ofrecen en pleno siglo XXI. Aviso: son ideas reales, locas, absurdas, descabelladas, de traca. Ideas y conversaciones que NO debes poner en práctica pero que te abrirán todo un mundo de posibilidades en el arte de la seducción. Sobre todo cuando luego hagas el ejercicio de mirarte a ti mismo y pienses: joder, pues no lo estoy haciendo tan mal.

"Si es verano me compro un Calipo y se lo tiro encima. Así rompo el hielo".

"Les digo: te juro que tus tetas son como me las recetó el médico".

"Yo tenía un colega que ponía el pie debajo del taconazo de una tía para dejarse pisar y así entrar por pena".

Llevar una chapa de botella en el bolso/bolsillo y dársela al susodicho cuando no capta las señales diciendo aquello de "toma, vete a dársela a otro".

"Con éxito, más de una vez comentando en los primeros 5 minutos que, pese a lo feo que soy, me la iba a f*llar. Siempre con una sonrisa de oreja a oreja, claro. Esta funciona bastante, siempre y cuando uno lo diga con educación. Si no te mandan a la mierda de entrada, ya tienes mucho camino hecho. Será por la seguridad que uno demuestra en sí mismo diciendo eso".

"Yo siempre pregunto a cuál de los tres Pokemon elige. Si dice Bulbasaur, cojo y me voy".

"Cuando vamos a esquiar siempre me pongo a esquiar marcha atrás. Les encanta".

"Yo no la he usado nunca, es de un amigo. Consiste en ir a alguna que te guste y soltarle un rollo tipo: no suelo hablar con muchas desconocidas, la verdad es que me da vergüenza. Pero es que te he visto y no me he podido resistir. La verdad es que eres la chica mas guapa que he visto, solo te quería decir esto".

- Perdona, ¿sabes de electricidad?

- No, ¿por qué?

- Porque el empalme que llevo no es corriente.

- Él: Perdona, ¿tienes fuego?

- Ella: Aquí dentro mano al pecho/corazón, cuando me miras.

"Hola, Bombón: ¿quieres que suene la alarma cuando te robe el corazón?"

"Quiero soplarte la nuca como al cartucho de una Nintendo".