La artista que se ríe muy fuerte de los dictadores a través del maquillaje pop

Imágenes cargadas de simbología que marcaron su época, presidiendo despachos, salas de reuniones, colegios, centros oficiales…
dictadores portada Código Nuevo

Qué miedo dan las imágenes de los dictadores del siglo XX. La típica de Franco, por ejemplo. Sí, esa en la que sale vestido de militar con un visón por encima. Todo serio y fascista. Por no hablar de las de Hitler, con su ceño fruncido y ese bigotillo. Imágenes cargadas de simbología que marcaron su época, presidiendo despachos, salas de reuniones, colegios, centros oficiales…

Por eso esta reinvención del imaginario dictatorial es tan divertida. La artista plástica Roberta Marrero acaba de publicar Roberta Marrero, una recopilación de sus ilustraciones cargadas de simbología pop donde Mao, Franco o incluso su esposa, Carmen Polo, lucen ahora el lacito de Hello Kitty, el rayo de Bowie o comparten imagen con un sonriente Mickey Mouse.

Roberta adora descontextualizar. Por eso le encanta pintarle los morros de morado a Franco o transformar a los líderes de la Rusia comunista en héroes de Marvel. Así mata dos pájaros de un tiro: elimina el poder tenebroso de la imagen original y consigue combinar dos elementos que no tienen nada que ver entre sí, pero que funciona bien cuando los juntas. ¿Sus principales influencias? No hay más que ver sus ilustraciones para encontrar la principal. Franco se convierte en icono pop tras pasar por los rotuladores de Marrero por obra y gracia del espíritu Marvel.

La artista se pirra por la factoría Disney. La clásica, la de los 40 y los 50. La de la factoría Disney, por ejemplo, una película turbia como pocas. Dice que, aunque aparentemente presenta un mundo muy rosa, muy feliz, tiene un trasfondo siniestro y oscuro, algo casi gótico. También se fija en los pintores barrocos, en el arte religioso, en el cine de terror mexicano de los 50, en la cultura pop…

Y, por supuesto, en el imaginario fascista, que eleva casi a la categoría de religiosa. Ciertamente, los dictadores buscaban representarse como figuras de poder absoluto, omnipotentes, casi divinas. Elegidas de entre la multitud para dirigir a las masas hacia el nirvana y defenderlas de todos aquellos que no fueran ellos mismos. Por eso es tan divertido para la ilustradora ridiculizarlas con tonos pastel.

 

Marrero es una artista multitécnica. Cuenta que aprendió a dibujar antes que a escribir. Y que le encanta el collage. Colorea sobre las fotografías, les pega encima otros dibujos y sobreimpresiona frases de todo tipo. Normalmente, usa rotuladores, porque su trazo es demasiado grueso para poder utilizar los pinceles. También es Dj y llegó a pinchar en el Baile de la Rosa de Mónaco. Aunque esa es otra historia.

La que nos ocupa es la de su obra artística, que cuenta con legión de seguidores en Europa y Estados Unidos. Cómo será que algunas de sus obras formaron parte de la exposición David Bowie isde Londres y que David Bowie is, protagonista de varias David Bowie is, le propuso lanzar una línea limitada de camisetas con una de sus ilustraciones. Y la otra historia que también nos ocupa es, por supuesto, la de Dictadores, en el que Roberta Marrero explota su vena iconoclasta y pelea contra los fantasmas de las dictaduras más recientes poniéndole coloretes a Hitler y morritos sexys a Franco. Con dos… rotuladores.

Preferencias de privacidad