Los productos 'light' son una farsa y dos nutricionistas te cuentan por qué

Light, la palabra más seductora del repertorio léxico de la publicidad alimentaria. Un extranjerismo lingüístico que evoca en nuestras mentes golosas la posibilidad de combinar los atracones de madrugada con un vientre plano, unos muslos hercúleos y

Light, la palabra más seductora del repertorio léxico de la publicidad alimentaria. Un extranjerismo lingüístico que evoca en nuestras mentes golosas la posibilidad de combinar los atracones de madrugada con un vientre plano, unos muslos hercúleos y una salud de hierro. La receta mágica para no engordar y, en las mentes de los más ingenuos, incluso para adelgazar. Uno: bombardeo comercial desde marquesinas y anuncios televisivos. Dos: humana y apetitosa ley del mínimo esfuerzo. Las unes y ¡pum! mito asegurado. Pero, ¿qué dice la nutrición profesional de estos productos de radiante reputación?

"Un producto de baja calidad nutricional no se convierte automáticamente en un producto saludable en su versión light. El único requisito que necesita para lucir esta etiqueta es contener un 30% menos de calorías que el producto estándar", cuenta Juana Mª González, dietista y nutricionista de Alimmenta. La normativa la fijó la Comisión Interministerial para la Ordenación Alimentaria en 1990, pero no siempre ha sido respetada. En 2009, Alimmenta. ¿El motivo? La reducción energética apenas llegaba al 20%, pero el envase modificaba la dosis diaria recomendada para colársela al consumidor.

Salvo anecdóticas excepciones, la normativa se cumple. Una comparativa calórica en algún gran supermercado da prueba de ello: el ketchup light contiene alrededor del 40% menos de calorías que el ketchup original, la mayonesa light alrededor del 60% menos y el refresco de cola hasta un 99,5% menos. ¿Pero cómo consiguen esta disminución? Según González, existen dos caminos habituales: la reducción de grasas o la reducción de azúcar, que pasa por eliminar el azúcar o sustituirlo por algún edulcorante no calórico o por algún poliol. Los números cuadran, pero la calidad, como casi siempre, es más importante que la cantidad.

"Podemos consumir todo light: bebida light, chorizo light, galleta light, donut light, helado light. Pero no deja de ser una alimentación desastrosa por el simple hecho de ser light. Para tu información, light no es sinónimo de equilibrio nutricional. Más bien al contrario. ¿Conoces algún alimento saludable que tenga versión light? ¿Espinacas light? ¿Fruta light? ¿Legumbres light?", afirma la especialista. La lógica es aplastante: la gran mayoría de alimentos bajo esta etiqueta son versiones menos energéticas de alimentos procesados hipercalóricos, ricos en azúcares y grasas saturadas.

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La versión light de esta comida insalubre solo sirve como excusa para incluirla en la dieta, aliviando ligeramente la sensación pecaminosa de estar maltratando al organismo. Pero no solo incluirla: devorarla en cantidades mucho mayores que la original. Sin embargo, como apunta Patricia Godoy, nutricionista de Nootric, esta ingestión desmesurada provoca que, al final, el consumo calórico sea el mismo o mayor que con el producto estándar. Por el camino, cuenta, olvidamos incluir en nuestra dieta alimentos no procesados que realmente nos benefician.

Ocurre con la mantequilla light, un producto que desplaza de nuestros desayunos al provechoso y lozano aceite de oliva virgen extra. O con los yogures light, que ocupan el espacio que tendrían que ocupar las frutas. El peligro, por tanto, es doble. Por un lado, ingerimos componentes nada beneficiosos para nuestra salud como grasas saturadas, dosis de azúcares muy por encima de lo recomendado y cantidades nocivas de sal. Por otro, prescindimos de una enorme variedad de alimentos saludables que deberían suponer la base de nuestro régimen alimenticio.

Todo por culpa de acudir a la comida procesada como polillas a la luz de una bombilla. Todo por creernos la falacia de que los productos light son una alternativa saludable. "Hay personas que piensan que su consumo es totalmente inocuo y que entran dentro de un plan de alimentación saludable, pero el consumo de productos procesados, light o no, debería reducirse al mínimo", señala Godoy.

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Para esta experta de la nutrición, los protagonistas de nuestros platos deberían ser los vegetales, las legumbres, los alimentos cien por cien integrales —cereales, pasta, pan— y los alimentos de origen animal de calidad. Afirma, además, que debemos perderle el miedo a las grasas que nos proporcionan alimentos naturales como el aguacate, los frutos secos o los lácteos naturales sin azúcar.

Antes de acabar, la especialista nos deja un último consejo que parecen olvidar todos los que fantasean con vientres planos, muslos hercúleos y salud de hierro. "Es muy importante que nos movamos lo suficiente. Debemos evitar al máximo ese sedentarismo al que estamos acostumbrados", asegura. Dieta sana y ejercicio regular. La receta más ordinaria es también la más eficaz contra los déficits nutritivos y el sobrepeso. Aunque el bombardeo publicitario continuará ante nuestros ojos, en marquesinas y anuncios televisivos, la ley del mínimo esfuerzo todavía podemos cambiarla.