La violencia sexual entre adolescentes continúa en aumento

Lxs expertxs apuntan al consumo cada vez más temprano de pornografía como principal responsable del fenómeno

El feminismo ha logrado avances muy notables en los últimos años. Sin embargo, la violencia de género sigue siendo el tipo de violación de derechos humanos más habitual, según datos de la sección de la ONU para la defensa de la mujer. Esto, de por sí dramático, resulta aún más preocupante a la luz de los datos recabados por el Instituto Nacional de Estadística: "en España sigue creciendo el número de casos de violencia de género año tras año, dándose el mayor aumento del número de víctimas en el año 2021 entre las mujeres de menos de 18 años", apuntan lsx expertxs en educación Itsaso Biota, Lluís Ballester y María Dosil-Santamaría en un artículo en The Conversation.

Pero no es solo España. "En América Latina y el Caribe 1,1 millones de niñas adolescentes de 15 a 19 años ha experimentado violencia sexual". Los datos globales son tremendos: la mitad de las víctimas de todos los delitos sexuales que se cometen en el planeta son menores de edad. Y el 97% de los agresores hombres. Muchos de ellos adolescentes. Y si bien es cierto que las mujeres hallan hoy más espacio para la denuncia, lo cual podría justificar parte del aumento de los casos notificados, ello no alcanza a explicar el fenómeno para estxs expertxs, que aseguran además que "estos datos reflejan la punta del iceberg, bajo el que se encuentra una preocupante normalización".

La pornografía: principal factor implicado

¿A causa de qué? Son muchos los factores implicados, pero Biota, Ballester y Dosil-Santamaría señalan el consumo de pornografía como el más determinante de todos ellos. No en vano, dicen, "los portales de pornografía, que se encuentran entre las páginas más visitadas cada año, están inundados de violencia sexual directa y simbólica sobre las mujeres". Hasta tal punto que, según una investigación, casi el 90% de las escenas que aparecen en los vídeos subidos a estas plataformas contienen alguna clase de violencia contra las mujeres. Además, el contenido de los mismos ignora el placer femenino, la afectividad e incluso en muchas ocasiones el consentimiento sexual.

Y eso pasa factura. De hecho, y "según la evidencia científica, existen asociaciones significativas entre el consumo de pornografía y la conducta sexual agresiva". En concreto, la primera incrementa tanto los deseos de realizar prácticas degradantes contra las mujeres como el uso de la fuerza verbal o física para conseguir sexo. A esto debemos sumarle otro dato clave: "En la actualidad, muchos niños y adolescentes están accediendo a la pornografía a edades cada vez más tempranas desde cualquier dispositivo móvil". Y el único mecanismo para combatir los mensajes que absorben de esos vídeos es una educación sexual pública, responsable, crítica, feminista, interseccional y de calidad. No hay otro camino.