El boom de las series argentinas: te recomendamos algunas de las mejores

División Palermo, última serie argentina en robarnos el corazón... y van unas cuantas

Un hombre con enanismo. Un compañero ciego. Una mujer en silla de ruedas. Y un joven judío con el corazón roto que cae por accidente en una nueva guardia urbana que quiere cambiar la imagen de la policía de Buenos Aires y potenciar la inclusión. Es el sencillo, pero divertidísimo, planteamiento de la serie División Palermo, la última producción argentina de Netflix que nos ha robado el corazón. Pero, ¿cómo es que cada vez nos gustan más las producciones argentinas?

Llamémosle carisma, magnetismo, dobles sentidos y una combinación un tanto contradictorio entre lo sutil y lo más bruto, entre el retrato social y la diversión con ritmo. Combinaciones que parecen de difícil convivencia pero que suelen encontrarse en producciones como la mencionada, o también como El Marginal, El Reino o películas como Argentina 1985 o las ya clásicas Nueve Reinas, El Hijo de la Novia, Relatos Salvajes o El retrato de sus ojos.

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Qué hay detrás de El Marginal

Vayamos una por una. Ya hemos hablado de División Palerma, donde el jugueteo con los límites del humor sin llegar al odio, y más bien una oda a la inclusividad real más allá del postureo, resulta de lo más interesante en los tiempos que corren. La serie se ve además de un suspiro.

El Marginal, más consolidada después de cinco temporadas, lo tiene todo, pero sobre todo unas interpretaciones que son capaces de mezclar lo más sórdido y lo más divertido del ser humano en segundos de diferencia. El histórico personaje de Diosito, interpretado por Nicolás Furtado, refleja a la perfección la ambigüedad sexual, la ternura y la crueldad que puede haber detrás del trastorno mental. La crudeza más bestia de los bajos fondos de la cárcel y la miseria del crimen no están reñidas en El Marginal con un profundo cuestionamiento de la masculinidad más violenta.

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En El Reino, pasamos del crimen navajero a la corrupción más sombría de la iglesia, retrato oportuno en medio del boom de la iglesia evangélica neopentecostal en Latinoamérica, que acaba funcionando con los mismos entresijos que las grandes empresas. Con el Chino Darín y Diego Peretti brillando en sus interpretaciones y un retrato afilado de las conexiones con el poder político, la serie tiene el ritmo y la sangre de los grandes thrillers.

También la política está en el centro de Argentina 1985, un ejemplo increíble de cómo narrar unos juicios históricos como los que el país realizó a su dictadura no tiene porque ser aburrido. Detrás del fiscal que lidera la investigación hay una familia, una historia humana y una honestidad llena de humor capaz de captar la atención durante toda la película.

A todas estas producciones recientes, sin duda, les abrió el camino Juan José Campanella, seguramente el director argentino más internacional, segundo ganador argentino de la historia de los Óscar con El secreto de sus ojos, una película inclasificable donde el amor, la venganza y la intriga forman un cóctel irresistible.

También Campanella dirigió El hijo de la novia, una de las comedias románticas más inteligentes que uno puede ver para comprender el drama del alzheimer. Nueve Reinas, retrato de la picaresca de unos estafadores, inauguró el siglo en clave argentina, del que tampoco hay que perderse los trepidantes Relatos Salvajes.